Clarisa es una reconocida Asesora con una amplia trayectoria en colaboración con organismos agrícolas en México y en el Extranjero como lo es la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), la Comisión para la Investigación y Defensa de las Hortalizas (CIDH), La Asociación de Productores de Vegetales de Hojas Verdes (LGMA por sus siglas en inglés), La División de Inspecciones del Departamento de Alimentos (CDFA por sus siglas en inglés) ha sido representante en Estados Unidos del Programa México Calidad Suprema, entre otros.
Su experiencia también incluye colaborar como Auditor y Director de Aseguramiento de Calidad en PrimusLabs durante más de 9 años, Director técnico den Azzule Systems responsable del Esquema de Certificación PrimusGFS durante tres años.
Yo inicié trabajando en la CIDH de CAADES en el año 1998, cuando las prácticas de inocuidad agrícola eran mínimas, se veían muchas deficiencias, pero tuve la fortuna de pertenecer a un equipo de trabajo, liderado por el Lic. Mario Haroldo Robles, quien tuvo la visión, junto con algunos de los productores más grandes de esa época, de tomar las guías voluntarias de Buenas Prácticas Agrícolas que en ese año publicó FDA, para fomentar su conocimiento y desarrollo con los productores del Estado de Sinaloa. Me tocó recorrer muchas de las agrícolas del estado, viendo las deficiencias que había y fomentando dichas guías. Desde entonces, definitivamente creo que Sinaloa es un estado pionero en la implementación las buenas prácticas, pues la realidad ahora es totalmente diferente, hay una cultura de inocuidad que se ha ido arraigando y se han formado muchas personas expertas en el tema, quienes llevan a sus agrícolas a la vanguardia en el tema.
Fui parte de una empresa de certificación privada durante 11 años, donde pude poner en práctica mis conocimientos no sólo de inocuidad, sino de sistemas de gestión de calidad, creando el esquema PrimusGFS, uno de los esquemas reconocidos por GFSI para certificación en la industria de productos agrícolas frescos y mínimamente procesados.
Son de gran importancia, ya que al implementar los requisitos de un esquema de certificación, la empresa agrícola disminuye los riesgos de contaminación de los productos, teniendo menos posibilidades de verse involucrada en algún brote de enfermedades, retiro de productos del mercado y otro evento relacionado a la problemas de inocuidad, además, el hecho de que la implementación sea avalada por una certificación, da la confianza a los compradores de las prácticas que se tienen en el lugar de producción. Las certificaciones fortalecen los lazos de cada eslabón en la cadena de abastecimiento.
Mucha, pues esa cultura les permite mantener las prácticas de manera permanente, no sólo cuando hay un auditoría o visita, sino que denota el compromiso de cada nivel en la empresa, desde la alta gerencia, hasta los empleados de la línea.
Dichas regulaciones de hecho dan pautas a las empresas sobre cuáles son las prácticas mínimas a implementar de manera obligatorias, mientras que los requisitos de los clientes, delinean sus intereses basados en las preferencias de sus consumidores, prácticas de la industria, imagen corporativa y otros aspectos. Las empresas agrícolas deben saber diferenciar dichos requisitos, los que son regulatorios, de los que son comerciales, pues aunque probablemente tengan que cumplir con ambos, las consecuencias de no cumplir uno o el otro, son drásticamente diferentes.
Definitivamente la tecnología representa una parte importante en todas las industrias, la agrícola no es la excepción, en el corto plazo se está usando para dar más transparencia y exactitud a diferentes aspectos del proceso de producción y en el mediano plazo, esta tecnología se irá afinando, mejorando y haciendo más eficiente, por lo que tendrá un uso cada vez más intenso.
La capacitación es en definitiva, la base para crear esa cultura de inocuidad en la empresa, aunada al liderazgo y compromiso que tenga la alta dirección, por lo tanto, es parte fundamental en todo proceso de certificación y de mejora. Los beneficios son diversos, principalmente, ver un cambio positivo en la manera cómo se realizan las actividades en una empresa, así como incrementos en los indicadores de medición de desempeño que se hayan establecido.
Somos una empresa enfocada a la capacitación y a proveer servicios de auditoría y consultoría, todos en la industria de productos agrícolas frescos y mínimamente procesados. En cuanto a capacitaciones, ofrecemos cursos privados o al público en temas como Buenas Prácticas Agrícolas y de Manufactura, HACCP, Producción orgánica NOP de USDA, reglamentos FSMA de FDA (Controles Preventivos para Alimentos de Consumo Humano, Produce Safety Rule, Programa de Verificación de Proveedores Extranjeros y muy pronto, Adulteración Intencional), además de ser un centro de entrenamiento en PrimusGFS, aprobado por Azzule. Recientemente recibí la aprobación de la Alianza de Inocuidad de Productos Agrícolas Frescos, como “Train of Trainers” o entrenador de entrenadores para la regla Produce Safety.
Es un esfuerzo por establecer actividades para el desarrollo de pequeños productores, con el objetivo que logren la certificación de un esquema de certificación mediante un proceso gradual, donde se les lleva de la mano en la implementación de buenas prácticas de manera prioritaria, con los aspectos básicos inicialmente, pasando a un nivel intermedio y por último consiguiendo la certificación, haciendo que los productores vean el avance que llevan y que sus compradores reconozcan los esfuerzos que se realizan durante ese camino a la certificación. Tuve la oportunidad de pertenecer al Grupo Técnico de Trabajo de GFSI de 2009 a 2013, siendo parte del equipo que desarrolló el programa de mercados globales para producción primaria, una experiencia definitivamente buena, interactuando con grandes compañías productoras, y compradoras a nivel mundial, así como colegas expertos en inocuidad de todo el mundo, logrando una visión global en el priorización de los requisitos de inocuidad.
La industria agrícola en México debe enfrentar numerosos retos, desde los cambios en las políticas arancelarias de los países destino, la saturación de los mercados por el incremento de producción en ciertas zonas o temporadas, el ganar la confianza de compradores que están cada vez incrementando los requisitos a sus proveedores, así como otros muchos aspectos comerciales.
En lo que respecta a inocuidad, el cambio de mentalidad de que ahora no solamente los clientes son los que piden una certificación, sino que se va a verificar por ley que los productores implementen prácticas para minimizar los riesgos de contaminación, es un gran cambio, que tal vez muchos productores todavía no asimilan, además, el hecho de que haya información confusa o escasa en cuanto a diversos temas, hace que algunas personas se aprovechen de los productores para sacar ventajas económicas, afectando tanto a los productores como a los consumidores.
Agradecer por la oportunidad de compartir mis comentarios con ustedes, permitiéndome comunicarme con los agricultores de mi tierra natal, donde empecé este camino que espero seguir recorriendo por mucho tiempo más.