Las enfermedades causadas por la bacteria Bacillus cereus puede tener un efecto que se perciba como la gripe estomacal, por lo que es posible que no reciba tanta atención para la investigación como los patógenos como Listeria y Salmonella, que tienen una mayor probabilidad de causar estados de salud graves y, a veces, fatales.

Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Penn State implementaron recientemente una técnica avanzada de rastreo genético de B. cereus, que permite identificar las variaciones entre especies y dentro de ellas, y descubrieron un potencial de causar enfermedades que lleva a un estimado de 63,400 enfermedades transmitidas por alimentos.

“Cuando los alimentos contaminados con B. cereus que no se almacenan a las temperaturas recomendadas (por debajo de 40 grados Fahrenheit o por encima de 140 grados Fahrenheit), pueden causar que las bacterias crezcan a niveles que pueden ser perjudiciales para los humanos después de comer los alimentos contaminados”, menciona Jasna Kovac, PhD, profesora asistente de Ciencia de los alimentos, en la Universidad Penn State, y una de las autoras del estudio publicado recientemente en Frontiers in Microbiology.

“Un ejemplo de alimentos de altos riesgos son los que no se almacenan a una temperatura suficientemente alta”. Se han encontrado niveles dañinos de la bacteria en todo, desde carnes, leche y vegetales, hasta arroz, papa, pastas, salsas, pudines, sopas y guisos

Si bien hay nueve especies de B. cereus, solo algunas producen toxinas que pueden causar dos tipos de enfermedades gastrointestinales: un síndrome emético (vómitos) o un síndrome diarreico. Los investigadores de Penn State comenzaron la primera secuenciación del genoma completo (WGS) de B. cereus después de un brote en 2016 en el que una cadena de restaurantes mexicanos en Nueva York sirvió frijoles refritos contaminados que enfermaron a los clientes.

Antes de WGS, los investigadores habrían usado secuenciación de un solo gen y otras pruebas fenotípicas para examinar la motilidad para diferenciar las cepas y características de B. cereus. “Sin embargo, estos métodos desafortunadamente no fueron suficientes para diferenciar con confianza entre las especies de este grupo”, dice el Dr. Kovac. “La secuenciación del genoma completo ahora nos permite identificar con precisión las especies bacterianas y al mismo tiempo extraer información sobre los genes asociados con el potencial causante de enfermedades, así como la capacidad de las bacterias para sobrevivir al tratamiento con antibióticos”.

Una vez que la cepa se secuencia e identifica, su información genética se carga en la base de datos pública del Centro Nacional de Información Biotecnológica en los Institutos Nacionales de Salud para ayudar a detener los brotes de contaminación lo más pronto posible.

Si bien la capacidad de formar endosporas no es exclusiva de B. cereus, comenta la Dra. Kovac, hace que sea difícil eliminarla de los alimentos. La secuenciación del genoma completo no solo podría ser la clave para prevenir y minimizar la contaminación de B. cereus, sino que también podría proporcionar mejores datos sobre la prevalencia de patógenos en el grupo de B. cereus y ofrecer una imagen más precisa de la carga económica de B. cereus relacionada con las enfermedades transmitidas por los alimentos en toda la industria.

Fuente: www.foodqualityandsafety.com